Exempleada de los hermanos Menéndez se pronuncia ante posible libertad ¿Apoya la decisión?
La empleada de la mansión no fue testigo presencial del parricidio, pero tiene una postura clara
El 20 de agosto de 1989, Lyle y Erik Menéndez asesinaron a sus padres, José y Kitty Menéndez, aprovechando que su empleada doméstica, Flor de María Súria, no estaba trabajando ese domingo.
El asesinato sacudió al país, y, durante el primer juicio, ambos hermanos confesaron el crimen, aunque el proceso fue declarado nulo por falta de consenso en el jurado. En un segundo juicio, los hermanos fueron sentenciados a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, reafirmando la declaración de su culpabilidad.
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Flor de María Súria, una empleada de origen latino que trabajó con la familia Menéndez durante años, fue un testimonio crucial en los juicios, especialmente por su convivencia cercana con los involucrados. Durante su declaración, Flor aseguró que jamás fue testigo de abusos o violencia dentro de la familia. Según recordó, “La señora era muy buena persona, el señor igual”.
Además, describió cómo la familia solía cenar junta, y aunque José Menéndez tenía una voz fuerte, nunca vio conflictos o maltratos hacia sus hijos. “El señor hablaba fuerte, pero no pelearse”, enfatizó Flor al ser interrogada en el juicio.
El lunes posterior al crimen, Flor se presentó a trabajar a las 10:00 a.m., sin saber lo que había sucedido. Fue recibida por la policía y le negaron la entrada. "Cuando llegué estaba la policía allá y me dijeron que no podía entrar porque habían matado a los señores. Yo le dije a los policías: ‘yo trabajo aquí’”, relató la empleada doméstica en su entrevista.
Flor vivía en la mansión y dormía en una habitación junto al estudio, lugar donde ocurrió el crimen, lo que la dejó impactada y con una profunda sensación de incredulidad al enterarse de la tragedia.
Durante los juicios, Lyle y Erik Menéndez intentaron justificar el parricidio alegando que, desde niños, habían sido víctimas de abusos sexuales por parte de su padre y que su madre era cómplice pasiva. Según ellos, actuaron para protegerse, ya que temían por sus vidas. Sin embargo, el jurado rechazó esta versión y sugirió que el crimen podría haber sido motivado por el interés económico, considerando la fortuna de 14 millones de dólares de José Menéndez como el posible motor del asesinato.
Flor de María Súria rompe el silencio décadas después
Décadas después, Flor de María Súria brindó una entrevista exclusiva a Univisión, reviviendo su testimonio sobre los días previos a los asesinatos. Recordó cómo, antes del crimen, los hermanos, quienes apenas hablaban español, tuvieron un gesto de amabilidad al cocinar espaguetis y llamarla para cenar con ellos, siendo esta la única ocasión en la que prepararon algo para ella.
Al ser consultada sobre la posible liberación de los hermanos, Flor expresó su apoyo, alineándose con el fiscal George Gascón, quien recientemente propuso una revisión de la sentencia tras nuevas pruebas que podrían confirmar los abusos, sugiriendo que los hermanos actuaron para detener esos abusos y salvar sus vidas.