El joven escribió: “Este primer diciembre sin ti ha sido uno de los momentos más difíciles que he tenido que enfrentar. Pero, en medio del dolor, no puedo más que agradecerte: gracias por ser una inspiración para generaciones de colombianos, por tu gran corazón, y por ser esa luz que me guió durante casi 25 años”, destacó.
David, visiblemente conmovido, cerró su mensaje con un toque emotivo: “Al final, el mejor regalo que me diste fue tu sabiduría, empatía y ejemplo. Desde donde sea que estés, te deseo una Navidad llena de paz. Gracias, gracias… ¡gracias!”.
Pese a que su madre ya no esté físicamente, David y el resto de la familia continúan viviendo con el amor y las enseñanzas que Fabiola dejó. Cada sonrisa que ella provocó sigue viva en el recuerdo de quienes la admiraron. Su legado es incuestionable, y su espíritu sigue siendo una fuente de inspiración para aquellos que la conocieron y la amaron.