La Fuerza del Primer Voto: un diálogo sobre el rol fundamental de la juventud en la democracia
La participación de jóvenes en las urnas, la influencia de las redes sociales a la hora de tomar una decisión y el uso responsable de las mismas son algunos de los temas discutidos durante el encuentro.

En el marco de La Fuerza del Primer Voto, un encuentro convocado por Prisa Media y la Registraduría Nacional, representantes y líderes juveniles, del Estado, la academia y de la sociedad civil conversaron sobre la importancia del uso del derecho al voto y la necesidad de mayor participación política por parte de los jóvenes. Para los participantes, la responsabilidad digital resulta clave.
La conversación se da como antesala a las segundas elecciones para Consejos de Juventud, que tendrán lugar el próximo 19 de octubre, entendiendo dicho mecanismo como el primer gran espacio de participación e incidencia juvenil en el gran ecosistema democrático colombiano.
Un ejercicio democrático que, para Rafael Antonio Vargas, director de Gestión Electoral de la Registraduría, enfrenta hoy el reto del abstencionismo: “Damos por sentado que siempre hemos tenido el derecho de votar, y por darlo por sentado, muchos colombianos no lo hacen”. Para él, el encuentro fue un espacio para llamar a entender el voto como una herramienta de participación ciudadana.


Los jóvenes y el voto
Lo anterior, teniendo en cuenta que en Colombia una de cada cuatro personas que puede votar es joven y que, en 2021, durante las primeras elecciones unificadas de los Consejos Municipales de Juventud, solo se vio una participación del 10% de la población joven del país.
Una cifra que en su momento los expertos consideraron positiva, teniendo en cuenta que es un mecanismo de participación reciente y realizado en plena pospandemia. No obstante, varios de los asistentes al encuentro coincidieron en que, en general, se trata de un índice bajo y que asociaron a factores como la falta de confianza por parte de las nuevas generaciones en el sistema democrático o el hecho de que dicha población no se siente representada por la clase política.
En ese contexto, Danilo Sepúlveda, coordinador del Componente de Inclusión y Diversidad de la Misión de Observación Electoral (MOE), agregó que “a veces pensamos que con un voto no se hace diferencia, pero elecciones en municipios se definen por uno o dos votos“. Para él, cada participación individual en el ejercicio democrático tiene un peso muy valioso y sí puede llevar a cambios, especialmente cuando se va a las urnas de forma masiva.
En contraste, Catalina Acebedo, actual consejera de Juventud de la localidad de Rafael Uribe Uribe, habló sobre el joven como participante activo de la sociedad civil, donde, fuera del ejercicio democrático, son líderes y parte activa de la comunidad; no obstante, hizo un llamado a la participación democrática, remarcando que sin esta, organizaciones criminales pueden tener gran influencia en este tipo de dinámicas.
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El factor espectáculo en la política
Posteriormente, el encuentro abrió un espacio sobre las redes sociales y cómo son usadas en los escenarios políticos. Nicolás Jurado y Gabriela Alonso, creadores de contenido, y Roberto Cardona, director de Impresentables de Los 40, conversaron sobre el poder de las personalidades digitales a la hora de poner temas políticos, ideas y hasta candidatos en la agenda de los jóvenes.


La conversación giró alrededor de la responsabilidad tanto de políticos a la hora de realizar sus campañas electorales de forma transparente, como de los ciudadanos a la hora de cultivar su propio pensamiento crítico para evitar tomar decisiones sesgadas. Al respecto, Nicolás Jurado aseguró que “muchas veces podemos decir 'No me importa la política', pero votar desinformado básicamente es tirarte a la suerte, tomar una decisión importante de a quién le estás dando tu confianza, de no saber a quién le estás dando el voto, es muy delicado”.
Al respecto, Gabriela Alonso invitó a "siempre buscar diferentes versiones de los hechos. Nunca habrá una versión absoluta de la historia; yo consumo el contenido que incluso no me gusta. Me incomodo con esa información; sigo a todos los políticos en Twitter (hoy conocido como X), los que me gustan y los que no me gustan; entiendo por qué los políticos dicen lo que dicen y ahí tomo mi decisión”.
Una mirada experta
Finalmente, el encuentro viró hacia el rol de los algoritmos en redes y cómo estos dirigen la atención de los usuarios a temas en específico. Andrés Páramo, panelista de Presunto Podcast, se refirió al “círculo rojo”, un término para agrupar a los medios de comunicación, incluyendo a los creadores de contenido con alto nivel de difusión, y cómo los políticos buscan accionar para que estos, de forma orgánica, empiecen a hablar de ellos.


Describiendo el panorama actual, Johnatan Bock, exdirector de la FLIP, recordó que como seres humanos “tenemos unas emociones primitivas, unas instituciones del medioevo y una tecnología de los dioses. Cuando todo esto se configura en un nuevo escenario, tenemos un escenario que puede ser apocalíptico y postapocalíptico”.
Por otra parte, se expuso la necesidad de un ecosistema de información mucho más transparente, en el que, por ejemplo, creadores de contenido aclaren si están realizando publicidad política pagada en sus productos. Para varios de los panelistas, incluso, el contexto requiere a que dicha actividad cumpla con las regulaciones que ya cumple en cualquier otro medio de comunicación más tradicional.
Como conclusión, Bock se centró en el oficio periodístico y su deber con la ciudadanía, insistiendo en que el mismo tiene “un compromiso con los hechos verificables, la transparencia y con espacios de participación con la ciudadanía", sin importar si se trata de medios tradicionales o digitales.
El panorama que dejó la discusión es bastante amplio: la participación consciente e informada de la población juvenil es hoy, más que nunca, fundamental a la hora de invitar nuevas transformaciones democráticas y sociales al país. Esto, sin embargo, está inevitablemente atravesado por la fuerza de las redes sociales y los creadores de contenido que las emplean, por lo que la transparencia, el pensamiento crítico y hasta la regulación, manejadas con ética, resultan obligatorias.


