¿Qué impide la libertad condicional de los Menéndez? Los consideran peligrosos por esto

Por ahora, Erik y Lyle seguirán cumpliendo sus condenas de cadena perpetua, sin derecho a libertad condicional garantizada

Créditos: California Department of Corrections

Erik y Lyle Menéndez, los hermanos que conmocionaron a Estados Unidos en 1989 tras asesinar brutalmente a sus padres en su mansión de Beverly Hills, vieron frustrada su más reciente esperanza de recuperar la libertad. Una junta de libertad condicional de California negó su liberación tras dos días de audiencias en los que fueron cuestionados a fondo por su comportamiento tanto dentro como fuera de prisión.

Las audiencias, celebradas la semana pasada, representan el momento más cercano en décadas en el que los hermanos han estado de alcanzar la libertad. Sin embargo, la decisión fue contundente: cada uno recibió una negativa válida por tres años.

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No obstante, existe la posibilidad de solicitar una revisión administrativa en tan solo un año, lo que podría permitirles una nueva audiencia en 18 meses.

¿Por qué les negaron la libertad a los hermanos Menéndez?

Uno de los argumentos más pesados en su contra fue el uso de teléfonos celulares dentro de prisión, una violación que los comisionados consideran de extrema gravedad.

"El uso de celulares en prisión puede derivar en tráfico de drogas, órdenes de asesinato y atentados contra funcionarios", señaló el comisionado Robert Barton. Además, enfatizó que estos dispositivos solo pueden ingresar mediante el contrabando, muchas veces facilitado por funcionarios corruptos o pandillas internas.

Lyle Menéndez fue descubierto en al menos dos ocasiones utilizando teléfonos móviles de forma clandestina, la más reciente en marzo de este año. Su defensa fue clara: afirmó que recurrió a esos dispositivos porque "el personal de la prisión estaba monitoreando sus comunicaciones con su esposa y familia y vendiendo su contenido a la prensa sensacionalista".

Erik, por su parte, fue duramente criticado por su vinculación con una pandilla carcelaria conocida como Two Fivers, con la que colaboró en un esquema fiscal alrededor de 2013. Al ser cuestionado, explicó que tomó esa decisión por miedo. “Sentí un miedo tremendo”, relató. “Cuando los Two Fivers vinieron y pidieron ayuda, pensé que era una gran oportunidad para unirme a ellos y sobrevivir”.

Además, confesó que durante sus primeros años en prisión cayó en el consumo de drogas y alcohol, aunque aseguró haber alcanzado la sobriedad en 2013, coincidiendo con la fecha de cumpleaños de su madre, Kitty Menéndez. Esa efeméride, dijo, lo marcó profundamente.

Pese a que muchos han considerado a los hermanos como reclusos ejemplares, los comisionados discrepan. La comisionada Julie Garland fue directa al evaluar la actitud de Lyle, argumentando que presenta “rasgos de personalidad antisocial como engaño, minimización y quebrantamiento de reglas que están debajo de esa apariencia positiva”. También explicó que quienes rompen reglas dentro de prisión tienen mayores probabilidades de hacerlo en libertad.

Desde que su caso fue reavivado por nuevas generaciones a través de documentales y series en plataformas como Netflix, los Menéndez han captado la atención del público y generado un debate sobre la justicia, el abuso infantil y la posibilidad de redención. Sin embargo, los recientes eventos en prisión opacan cualquier percepción de rehabilitación plena.