Arnold Schwarzenegger tenía un acento demasiado 'tétrico' para triunfar en Hollywood

El actor austríaco reflexiona sobre sus duros comienzos en la industria del cine estadounidense, marcados por una figura demasiado escultural para sus críticos.

Antony Jones / Fotógrafo autónomo - Getty Images

Aunque en la actualidad son los actores de origen latino quienes suelen denunciar con más fuerza la situación de discriminación que todavía impera en la industria de Hollywood a causa de los rígidos estereotipos que limitan su potencial interpretativo, el actor Arnold Schwarzenegger ha querido recordar en su última intervención pública que él también fue víctima de ciertos tópicos en la década de los 70 ligados en su caso a la nacionalidad austríaca y a su aspecto físico.

Tanto es así, que poco después de desembarcar en Los Ángeles con el sueño de cerrar su etapa anterior como culturista y forjar una prometedora carrera en en el mundo del cine, el artista recibió todo tipo de comentarios que cuestionaban que su perfil físico y étnico fuera el más apropiado para cumplir con su objetivo.

"En Hollywood, todo el mundo me decía que jamás sería capaz de conseguir un papel protagonista en una película. Me decían que mi cuerpo era demasiado grande para ello, y que en los años 70 la imagen que se requería para un trabajo de estas características era la de alguien como Al Pacino o Woody Allen, que en esta época eran como sex symbols. Yo pensaba para mis adentros: '¿En serio?'", explicó al diario británico The Independent antes de referirse a las particularidades de su forma de pronunciar el inglés.

"Y por si eso no fuera suficiente, en las audiciones solían comentarme: 'Bueno, y la verdad es que el acento tampoco ayuda, me parece muy tétrico. Quizá encontremos un papel de nazi para ti o algo del estilo'", añadió en la misma conversación.

Teniendo en cuenta que Arnold Schwarzenegger terminó consagrándose en la década de los 90 como el ídolo de acción más representativo de la cultura popular estadounidense de esos tiempos, gracias a cintas ya icónicas como 'Terminator 2', 'Desafío Total' y 'Eraser', no debería resultar sorprendente que ahora, en lugar de guardarles rencor a sus críticos, prefiera exhibir su más sincero agradecimiento a aquellos directores que apostaron por su potencial sin caer en los prejuicios.

"Me acuerdo de que en una rueda de prensa, John Milius (director de 'Conan' (1982), otra de sus películas más recordadas) dijo: 'Si no tuviéramos a Schwarzenegger, tendríamos que construir uno'. En ese momento parece que mi aspecto físico pasó de ser un defecto a algo que aportaba un valor añadido. Después de eso hice 'Terminator' [en 1984] y James Cameron dijo en otro encuentro con los periodistas que lo mejor de la película era mi capacidad para hablar como una máquina", explicó en la misma entrevista sobre los dos filmes que supusieron un punto de inflexión en su trayectoria hollywoodiense.

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