El amor, ¿cuáles son las principales hormonas que influyen y cómo funcionan?
Este sentimiento está dirigido por el cerebro.
Mucho se habla de amor, pero ¿sabemos realmente el efecto que produce en nosotros? El enamoramiento es un proceso que, a pesar de lo que se cree, está muy dirigido por el cerebro y por la química de los elementos del organismo. Así, son las hormonas las responsables de que, al enamorarse, las personas tengan emociones como el cosquilleo de nervios, la felicidad desbordante, las palpitaciones o incluso la admiración.
"El impulso del amor se encuentra en la química del organismo humano y en el conjunto de hormonas que conectan todo el cuerpo. Después, son estas las encargadas de mandar las señales al cerebro, quien es el interpretador último y el encargado de que notemos que el corazón se nos acelera o sintamos mariposas en el estómago", ha explicado el Dr. Ventura Anciones, jefe de Neurología del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela, España.
En este sentido, se pueden distinguir dos fases en el enamoramiento: "En un primer momento se genera una gran cantidad de dopamina, que es la responsable del sentimiento de euforia y que se manifiesta cuando la persona siente deleite", ha añadido la Dra. Cristina Fernández, jefa de Neurología del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja, de Madrid.
Para ayudar a comprender mejor esta mezcla de hormonas que provoca el amor, ambos especialistas han elaborado una lista detallando de cuáles son sus principales protagonistas y cómo afectan al organismo:
DOPAMINA
La dopamina es un neurotransmisor considerado como el centro del placer. Es la encargada de regular la motivación y el deseo y hace que las personas repitan conductas que les proporcionan beneficios o placer, siendo muy clave también para el aprendizaje. Además, está relacionada con la libido.
ENDORFINAS
Las endorfinas son las responsables últimas de placer. Se segregan como respuesta al deporte, a las caricias o al sexo. Esta hormona produce una sensación de bienestar general y ayuda a controlar el comportamiento. Sin embargo, llevan implícito un aspecto peligroso, y es que, las endorfinas, junto con las apomorfinas, son las hormonas que inducen a la adicción. Esto podría explicar por qué muchas figuras literarias o líricas han comparado el amor con una droga.
TESTOSTERONA
La testosterona es clave en el deseo sexual y, aunque tradicionalmente se asocia al hombre, también está presente en la mujer. Su inhibición puede desembocar en un descenso del apetito sexual, de hecho, tras el orgasmo, el cuerpo segrega una gran cantidad de testosterona. Por todo ello, tiene una gran responsabilidad en cuanto al deseo.
SEROTONINA
Es un neurotransmisor muy relacionado con el control de las emociones y el estado de ánimo, además, se encarga de regular el apetito sexual. A la serotonina también se la conoce como la hormona de la felicidad, ya que cuando aumentan sus niveles en los circuitos neuronales genera sensaciones de bienestar, relajación, satisfacción y aumenta la concentración y la autoestima.