Nos quedamos sin Napster
Millones de aficionados a la música deben dejar de usar el servicio de Napster para compartir material protegido por derechos de autor, según dictaminó el lunes la justicia estadounidense, agregando que el servicio de intercambio de música grabada podría ser considerado responsable si omite supervisar su sistema.
En un dictamen que según funcionarios de Napster podría obligarles a cerrar el sitio, la corte de apelaciones dijo que Napster debía impedir que los usuarios tuvieran acceso a través de su índice de búsqueda a contenidos potencialmente violatorios de los derechos de propiedad intelectual.
"Esta es una victoria clara", dijo Hilary Rosen, presidente de la Asociación de la Industria Discográfica Norteamericana. "La corte de apelaciones encontró que la orden judicial no sólo tenía mérito, sino que era necesaria. Y dictaminó a nuestro favor en todas las cuestiones legales que le fueron sometidas".
En su dictamen de 58 páginas, el panel de tres jueces dijo a la juez del tribunal inferior que reescribiera su orden para que se centrara más específicamente en el material protegido y ordenara a la empresa a eliminar los enlaces a los usuarios que intercambian canciones amparadas por derechos de autor grabadas como archivos mp3.
Napster puede seguir operando hasta que la juez Marilyn Hall Patel retoque su orden, que la corte de apelaciones describió como demasiado general.
Millones de usuarios inundaron los servidores de la empresa durante el fin de semana para descargar música gratuitamente, temiendo un cierre inmediato del servicio que ha cambiado el rostro de la música.
Napster cuenta con alrededor de 50 millones de usuarios.
Los principales sellos grabadores esperan que el dictamen del lunes obligue a millones de usuarios de computadoras a pagar por la música que el servicio de intercambio a través de Internet les permitía obtener gratis.
Pero la tecnología de música digital popularizada por Napster llegó para quedarse como sea. La industria discográfica parece obsesionada con la noción de enviar música por Internet a los consumidores a cambio de dinero cuando programas de computadora ampliamente disponibles permiten aun al más novato obtenerla gratis.
Los cinco mayores sellos --Sony, Warner, BMG, EMI y Universal-- presentaron su demanda tan pronto como Napster apareció en escena, diciendo que podía despojarlos de miles de millones de dólares de ganancias.
En mayo de 1999, el fundador de Napster Shawn Fanning presentó un programa de computación que facilitaba a los usuarios de computadoras personales ubicar e intercambiar canciones que habían grabado como archivos digitales en formato mp3, que comprime las grabaciones digitales a proporciones manejables sin sacrificar la calidad.
El concepto de intercambio de canciones entre pares rápidamente se generalizó lo bastante como para ser contenido. A medida que los usuarios de Napster crecían por millones, fueron apareciendo otros programas de intercambio de archivos, tales como Gnutella y Freenet.
Y las propias grabadoras quieren usar la misma tecnología, sólo que con abonados que paguen las cuotas y con formatos digitales que impidan la copia.